domingo, 1 de noviembre de 2009

Green Bay vs Brett Favre, por increible que parezca.

Un aficionado al deporte es alguien que logra entender que el mundo entero se puede detener mientras su equipo esté en el campo. No importa que deporte disfrutes, mucho menos a quien le vayas, lo importante es durante 9 entradas, cuatro cuartos, 90 minutos o una vida tus ojos, tus emociones, tus gritos y tus ilusiones están en una misma dirección.

El aficionado a "x" club es un optimista por naturaleza. Es un ente que semana a semana, o en algunos casos en los que la escencia del deporte en cuestión lo permiten, día a día, espera con ansias que su equipo triunfe. La mayoría de estos posibles triunfos serán de trascendencia menor, incluso nula, pero aun así tienen la capacidad de mantener un estado de ánimo favorable hasta el siguiente encuentro. Por muy ganador que tu equipo sea, la ley de probabilidades indica que en el mejor de los casos, se levantará con el título 1 de cada cuatro años (sólo los Yankees de Nueva York tienen un promedio similar a este), así que los aficionados vivimos alimentando ilusiones que en la mayoría de los casos no se cumplirán.

Ahora, existen sucesos "milagrosos" que suceden contadas veces, y que un aficionado desea tener la suerte de que en alguna ocasión le ocurran a su club. Algún record insuperable o el fichaje de "ese" jugador que se convertirá en insignia, que reescribirá los libros de records y que dejará una huella inborrable en el corazón de los aficionados. Todo seguidor del baloncesto espera que el nuevo "Michael Jordan" aparezca en su club. Si te gusta el beisbol, esperas que el nuevo "Bambino" se ponga tu franela, y si te gusta el fútbol americano, esperas que alguien con el liderazgo de Favre tome las riendas de tu equipo.

Favre... Brett Favre... larga introducción para llegar al meollo de este post. Por 16 largas y exitosas temporadas, Brett Favre fue el símbolo de una ciudad. No se podía entender Green Bay sin pensar en el mariscal de campo. Un anillo de Super Tazón, 442 TD con el equipo, cientos de victorias y millones de "enamorados". Era el líder que toda franquicia añoraba. Generaba la confianza de que fuera cual fuese la situación, estando él se podía revertir. Y así lo hizo en innumerables ocasiones. Era "El General".

Por distintas razones salió del equipo para la temporada 2008, misma que jugó con los Jets de Nueva York. Sus números fueron discretos. La afición de Green Bay no se acostumbraba a verlo con otra franela, pero aun así lo seguían amando. Pero llegó el 2009, y "El General" decidió firmar con los Vikingos de Minnesota, histórico rival de Green Bay. Esta si fue una afrenta que lastimó lo más profundo de quienes por 16 años lo amaron. (Si no entiendes la rivalidad de estos equipos, piensa en un partido Boca-River, América-Chivas o Yankees-Boston, así lo entenderás mejor).

El domingo 1 de noviembre Brett Favre y los Vikingos de Minnesota visitarán el "Lambeau Field". El partido será entrañable. Una afición deberá aprender a odiar a quien por tradición han amado, deberán abuchear a quien le levantaron altares y verán a Favre luchar en su contra. Las manifestaciones no se han hecho esperar, incluso, un "maniquí" del mariscal de campo fue simbólicamente enterrado, creyendo que con esto quedarán en el pasado las glorias vividas. ¿Cómo lidiar con sentimientos tan contradictorios? ¿cómo sobrevivir a una relación de "AMODIO" (¿existirá el término?, ¿podremos patentarlo?)

Una afición vive esperando que el jugador insignia llegue para quedarse. La felicidad es demasiado grande, y el verlo partir puede ser insuperable. Mañana la afició de Green Bay se enfrentará a su pasado, luchará contra sus sueños y desmitificarán al hombre que durante 16 años los hizo vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario